CRISTO REY |
"Rey de Reyes",
"Rey del Cielo y de la Tierra", "Rey de los Santos y los
Angeles". Estos son algunos de los nombres y títulos con que se nombra a
Nuestro Señor Jesucristo.
Cuando fue crucificado
Jesucristo, sus verdugos colocaron en su cruz un letrero con las siglas
INRI, acrónimo de la frase latina "IESVS NAZARENVS REX
IVDAEORVM" la cual se traduce como "JESUS DE NAZARET, REY DE
LOS JUDIOS. Esto fue en sentido acusatorio, infamante y de burla, sin embargo
Jesucristo es realmente Rey, aunque como el mismo lo declaró:
"Mi reino no es de
este mundo"
porque su reino es
principalmente espiritual y se refiere a las cosas espirituales. En varias
ocasiones, cuando los judíos, y aun los mismos apóstoles, imaginaron
erróneamente que el Mesías devolvería la libertad al pueblo y restablecería el
reino de Israel, Cristo les quitó esa vana imaginación y esperanza. Asimismo,
cuando iba a ser proclamado Rey por la muchedumbre, que, llena de admiración,
le rodeaba, El rehusó tal título de honor mundano huyendo y escondiéndose en la
soledad.
En el Nuevo Testamento, esta misma doctrina sobre Cristo Rey se halla presente desde el
momento de la Anunciación del arcángel Gabriel a la Santa Virgen María, por el
cual ella fue advertida que daría a luz un niño a quien Dios había de dar el
trono de David, y que reinaría eternamente en la casa de Jacob, sin que su
reino tuviera jamás fin.
La fiesta de
Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de Marzo de 1925 por medio
de su Enciclica "Quas Primas"
con la que el Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el
mandatario de la Iglesia es Cristo Rey, a la vez que insiste en que el reinado
de Cristo no se obtiene con violencia:
"Posee Cristo soberanía sobre todas las
criaturas, no arrancada por fuerza ni quitada a nadie, sino en virtud de su
misma esencia y naturaleza"
El actual Papa Benedicto XVI ha señalado, como hizo
su predecesor Juan Pablo II, que el reinado de Cristo no se basa en el
"poder humano" sino por el amor y el servicio a los otros.
Posteriormente se movió la
fecha de la celebración dándole un nuevo sentido. Actualmente se celebra el quinto domingo anterior
al 25 de diciembre. Por lo tanto, su fecha varía u oscila entre los días 20 y
26 de noviembre.
Al cerrar el año litúrgico con esta fiesta se quiso
resaltar la importancia de Cristo como centro de toda la historia universal. Es
el alfa y el omega, el principio y el fin. Cristo reina en las personas con su
mensaje de amor, justicia y servicio. El Reino de Cristo es eterno y universal,
es decir, para siempre y para todos los hombres.