sábado, 5 de mayo de 2012

LEYENDAS DE LA ROSA DE JERICÓ

La llamada Rosa de Jericó no es realmente una rosa, ni siquiera una flor, es una planta que crece en los desiertos de Arabia y las inmediaciones del Mar Rojo aunque también se le encuentra en Palestina y Egipto. Sus ramas tienen la propiedad de contraerse con la sequedad, permaneciendo cerradas y secas durante muchísimos años, volviendo a abrirse con la humedad o al contacto con el agua, recobrando toda su frescura y belleza. Sus raíces son muy pequeñas y en estado latente, cuando ha pasado por un periodo seco, adquiere forma prácticamente esférica, formada por sus hojas recogidas siendo inapreciable el tamaño de las raíces que apenas sobresalen de esta formación. Por ello es fácil que el propio viento la arranque, levante y la arrastre grandes distancias, convirtiéndolas en viajeras obligadas a través de estepas y desiertos cruzando las fronteras de diversos países de Asia y diseminando sus semillas por todos ellos.

La rosa de Jericó no crece en en la ciudad de Jericó (situada en Cisjordania, cerca del río Jordán en los actuales Territorios Palestinos). ¿Por qué se llama entonces Rosa de Jericó? Se dice que aproximadamente durante el segundo milenio antes de Cristo, comerciantes y hacendados de esta ciudad la traían desde otros lugares lejanos como un poderoso amuleto que utilizaban para bendecir sus casas y sus negocios. Durante esta época la ciudad de Jericó vivía un gran  esplendor, la planta adquirió cada vez más fama y terminó por adoptar el nombre de la ciudad que con tanto ardor la acogió.
Esta maravilla de la naturaleza siempre ha gozado de mucho aprecio entre los pueblos de Medio oriente quienes le atribuyen propiedades esotéricas y sanadoras y son un símbolo de como la vida, la belleza y las energías positivas sobreviven aún en las condiciones más dificiles.

Rosas de Jericó: una cerrada en condiciones de sequedad y la otra en todo su esplendor



Entre las muchas leyendas que se le atribuyen hay algunas relacionadas con nuestro Señor Jesucristo:
Cuenta la leyenda que, cuando Jesús se retiraba a orar al desierto, la Rosa de Jericó, arrastrada por los vientos, se detenía dulcemente a sus pies y, de madrugada, después de abrirse con el rocío de la noche, ofrecía al Maestro las gotas de agua de sus ramitas. Jesús las tomaba con las yemas de sus dedos, llevándolas a los labios para calmar su ardiente sed. Conmovido, la bendijo.

Hay otra leyenda sobre la rosa de Jericó que dice que cuando Maria y Jose huyeron de la ciudad de Belen con el niño Jesus para evadir su asesinato por Herodes estaban cruzando las llanuras de Jericó y María se bajó del burro en el que estaba montada; al tocar el suelo una Rosa de Jericó brotó para saludar al niño Jesús. Posteriormente y durante la vida de Jesús esta planta siguio florenciendo, pero tras su muerte todas sus flores se secaron. Tres dias despues, junto con la resurrecion de Cristo las rosas de Jericó tambien lo hicieron.

¿Serán estas hermosas leyendas el origen de la advocación del Santo Niño de las Rosas?  Pudiera ser... aunque claro, las rosas que nosotros conocemos nada tienen en común con la "Anastatica hierochuntica" que es el nombre científico de la mística "ROSA DE JERICÓ".

No hay comentarios: