miércoles, 23 de mayo de 2012

San Martín de Porres, "El Santo de la escoba"






Fray Martín de Porres nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña. Fue bautizado en la iglesia de San Sebastián, en la misma pila bautismal en que siete años más tarde lo sería Santa Rosa de Lima. Ya desde sus primeros años, se pudo apreciar en Martín un sentido cristiano de amor a sus semejantes.  

Martín aprendió los oficios de boticario, barbero y también algo de medicina; cumplía bien su oficio, sobre todo en favor de los pobres, y aprovechaba la ocasión para hablarles de Dios, y era tal su bondad que conmovía a todos. Por el día trabajaba. Por la noche se dedicaba a la oración.

A los quince años la gracia recibida y el ardor por vivir más cerca de Dios en servicio completo a sus hermanos humanos lo impulsó a pedir ser admitido como donado en el convento de los dominicos que había en Lima, Capital del Virreynato del Perú, en donde le asignaron los trabajos más humildes de la comunidad. 
Se le confía la limpieza de la casa; por lo que la escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida, de ahí su famoso y cariñoso apodo: “Fray Escoba”

Enfermero y hortelano herbolario, Fray Martín cultivaba las plantas medicinales que aliviaban a sus enfermos.  Su servicio como enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas que podía encontrar en la calle. "yo te curo, Dios te sana" les decía.

Convirtió el convento en un hospital. Recogía enfermos y heridos por las calles, los cargaba sobre sus hombros y los acostaba en su propia cama. Gracias a San Martín de Porres, se fundaron también dos Asilos para niños y niñas huérfanos, los llamados Asilos y Escuelas de Huérfanos de Santa Cruz, el primer establecimiento de ese género en Lima. Allí se les cuidaba y enseñaba una profesión.

La caridad de Martín no se circunscribía a las personas, sino que también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o faltos de alimentos.  Su hermana Juana tenía buena posición social, por lo que, en una finca de ella, daba cobijo a enfermos y pobres. Y tenía separada en esa casa un patio donde albergaba a gatos y perros enfermos.  Parece que los animales le obedecían por particular privilegio de Dios, los animales le seguían en fila muy obedientes. En una misma cacerola hacía comer al mismo tiempo a un gato, un perro y varios ratones. 

Sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, le valió, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de "Martín de la caridad".

Dios quiso que su santidad se conociera fuera de las paredes del monasterio, por los extraordinarios carismas con que lo había enriquecido, entre ellos, la profecía, éxtasis y la bilocación o don de la ubicuidad (estar en varios lugares a la vez). Sin salir de Lima, fue visto en África, en China y en Japón, animando a los misioneros que se encontraban en dificultad.  
Mientras permanecía encerrado en su celda lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos.  En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir".

Fue beatificado en 1837 por Gregorio XVI y canonizado el 6 de mayo de 1962 por el Papa Juan XXIII. San Martín de Porres fue el primer santo negro de América, su fiesta se celebra el 3 de Noviembre.

Es el patrón por excelencia de los enfermos, protector de los pobres (junto a San Vicente de Paul y San Camilo de Lelis) y también de los barberos. Junto a San Antonio Abad, se le puede pedir la intercesión en favor de los animales.

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