San Miguel Arcángel, Guerrero celestial
“¿Quién como Dios?" fue esta la primera prueba de lealtad que el Arcángel Miguel manifestó cuando Luzbel -tambien conocido como Luz Bella, "el portador de la luz"- lleno de orgullo y arrogancia tuvo el atrevimiento de rebelarse contra Dios al grito de "¿Quien como yo?".
Fué entonces que nuestro angel, el siguiente en el orden jerárquico le respondió: "Te equivocas; ¡Quién como Dios!" Y esta frase se convertiría en el nombre de este angel guerrero pues Mi-ka-el, (Michael, Miguel) significa "¿Quién como Dios?" en hebreo.
Satanás, lleno de orgullo y “obstinado en su pecado” arrastró a la tercera parte” de los espíritus angélicos, hundiéndolos consigo en las tinieblas eternas de la rebelión. Pero Miguel, por haber sido el primero en oponerse a Satanás se convirtió en el General de las huestes celestiales que permanecieron fieles a Dios.
"Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Angeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron pero no prevalecieron y no hubo ya en cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero" -Apocalipsis 12,7-9
Miguel es el triunfador de la guerra contra Luzbel y los angeles rebeldes, es el vencedor del "Dragón" -es decir el demonio- y se volvió también el vigilante protector y defensor de la Iglesia de Dios, revestido con “el poder de la divina justicia, más fuerte que toda virtud natural de los ángeles”.
Y en el Antiguo Testamento, San Miguel aparece como el guardián de la nación hebrea. En el libro de Daniel, Dios envía a San Miguel para asegurarle a Daniel su protección.
"Y ahora volveré a luchar con el príncipe de Persia...Nadie me presta ayuda para esto, excepto Miguel, vuestro príncipe, mi apoyo para darme ayuda y sostenerme." -Daniel 10:13.
En la actualidad, los judíos invocan al Arcángel Miguel como el principal defensor de la sinagoga y como protector contra sus enemigos. En la fiesta judía de la expiación concluyen sus oraciones diciendo: "Miguel, príncipe de misericordia, ora por Israel".
En México tenemos un particular cariño por "San Miguelito" y nos encomendamos a él para ayudarnos a alejar las tentaciones del mal y mantenernos en el buen camino. Y en la época decembrina lo tenemos muy presente porque en las tradicionales pastorelas mexicanas nos encontramos con el valiente y aguerrido Miguel Arcángel que prosigue su guerra contra el pícaro luzbel para regocijo de los espectadores.